Crónica de un boicot.
…desperté a eso de las once de la mañana, el mexicanisimo sol de la capital del país golpeaba con insolencia la ventana sin cortinas que queda frente a mi cama. Después de despabilarme un poco, tuve la sensación como si una molécula implosionara y miles de mexicanos por fin se decidieran a quejarse de sus miserias. Lo recordé de pronto: Es el día sin mexicanos.
Han pasado semanas enteras desde que escuché la idea por primera vez: “…un día en que todos los mexicanos en EU no vayan a trabajar ni hagan nada, y en nuestro país se realice un boicot contra las compañías estadounidenses a fin de presionar. Las perdidas serán multimillonarias…” Sueño Guajiro. Pero algo en esa idea tenia un mucho de atractivo, la posibilidad dé, de alguna forma, demostrarle al mandamás que es dueño de nuestro trabajo, pero no de nuestra voluntad. Suena bonito. En fin, después de levantarme fui al baño y me encontré de frente con el horror del espejo. Me hace falta una rasuradita… tomé la espuma para rasurar y el rastrillo. Primer problema: son de marca gringa. Decidí que un día con la barba crecida no me mataría. Acto seguido me dirigí al refrigerador: yogurth danone, leche parmalat, corn flakes de Kellogs. Que calamidad. Ni idea si eran marcas gringas o de algún otro país de los desarrollados que nos inundan de mercancías de alta calidad, lo cierto es que no eran nacionales, aunque nunca he encontrado Yogurth Quetzalcoatl o Rastrillos Cotija.
Después de bañarme con jabón Zote, salí a la calle con hambre y una barba mal trabajada, en busca de esos manjares mexicanos que me mantendría con vida y mi integridad moral intacta. La barbacoa solo sale los domingos, y por mi casa solo un puesto de tamales dorados, bastante grasosos por cierto, que me dejaron un dolor de panza terrible, pero al fin, mitigada el hambre, comencé a planear mis siguientes actos. Entre lavar el coche con agua y detergente roma (estará descompuesto, ¡pero limpio!), escombrar mi adorable cuchitril que mi madre se ha dado en llamar chiquero, y hacerle al mexican curios jugando malabares para no tocar siquiera los productos que compre en el Sam’s club, llego la tarde y con ella, la necesidad de divertirme un rato. Opté pues por asistir al cine, y por supuesto, elegí ver la película que habla sobre el asunto: “Bienvenido Paisano” (el tema lo es todo). Antes de la película tuve que entrar a comprar algunos enseres que faltaban en mi casa, el problema fue elegir un centro comercial de mexicanos: Que Aurrera fue absorbido por walmart, Gigante tiene 50% de ingreso gringo, Carrefour ya no existe, Chedraui suena a queso importado. Solo me quedó hacer una parada técnica en el mercado de barrio. Compré Pinol, pues el Maestro Limpio tiene cara de red neck, sardinas Calmex en lugar de brunswick y a la hora del papel sanitario tuve que cargar con un paquete de papel de estraza, porque ahí si era imposible. Horas mas tarde, la película, algo un poco menos que aburrida, transcurría casi en cámara lenta, mis vecinos disfrutaban de su cocacola y su popcorn ante mi cara de famélico habitante del desierto. Terminada la función, salí de ahí con harto gusto y ansiedad por abrazar mi almohada. Encendí el coche (el de mi mamá, que es orgullosamente alemán) y enfile rápidamente hacia la salida. La maquina de salida era marca Siemens. Y yo no se de donde venga Siemens, pero me suena a Texano, así que, con una rechifla de parte de los conductores a los que hábilmente había ganado el acceso a la salida, tuve que pedir permiso y retrocedí, con el pretexto de haber perdido el boleto, hasta poder estacionarme. Esperé dentro del auto hasta las 12:01 A.M. para estar seguro que no había roto el boicot y me había convertido en un esquirol cualquiera. Llegue a casa, destape una coca, prendí la pantalla Panasonic, le puse a MTV, y disfrute llenando mi colchón Spring Air con las moronitas de las pringles y las oreo que quedaban en la alacena, con la satisfacción de haber mantenido hasta el ultimo minuto mi convicción y lealtad hacia mis brothers: los mexicanos.
Han pasado semanas enteras desde que escuché la idea por primera vez: “…un día en que todos los mexicanos en EU no vayan a trabajar ni hagan nada, y en nuestro país se realice un boicot contra las compañías estadounidenses a fin de presionar. Las perdidas serán multimillonarias…” Sueño Guajiro. Pero algo en esa idea tenia un mucho de atractivo, la posibilidad dé, de alguna forma, demostrarle al mandamás que es dueño de nuestro trabajo, pero no de nuestra voluntad. Suena bonito. En fin, después de levantarme fui al baño y me encontré de frente con el horror del espejo. Me hace falta una rasuradita… tomé la espuma para rasurar y el rastrillo. Primer problema: son de marca gringa. Decidí que un día con la barba crecida no me mataría. Acto seguido me dirigí al refrigerador: yogurth danone, leche parmalat, corn flakes de Kellogs. Que calamidad. Ni idea si eran marcas gringas o de algún otro país de los desarrollados que nos inundan de mercancías de alta calidad, lo cierto es que no eran nacionales, aunque nunca he encontrado Yogurth Quetzalcoatl o Rastrillos Cotija.
Después de bañarme con jabón Zote, salí a la calle con hambre y una barba mal trabajada, en busca de esos manjares mexicanos que me mantendría con vida y mi integridad moral intacta. La barbacoa solo sale los domingos, y por mi casa solo un puesto de tamales dorados, bastante grasosos por cierto, que me dejaron un dolor de panza terrible, pero al fin, mitigada el hambre, comencé a planear mis siguientes actos. Entre lavar el coche con agua y detergente roma (estará descompuesto, ¡pero limpio!), escombrar mi adorable cuchitril que mi madre se ha dado en llamar chiquero, y hacerle al mexican curios jugando malabares para no tocar siquiera los productos que compre en el Sam’s club, llego la tarde y con ella, la necesidad de divertirme un rato. Opté pues por asistir al cine, y por supuesto, elegí ver la película que habla sobre el asunto: “Bienvenido Paisano” (el tema lo es todo). Antes de la película tuve que entrar a comprar algunos enseres que faltaban en mi casa, el problema fue elegir un centro comercial de mexicanos: Que Aurrera fue absorbido por walmart, Gigante tiene 50% de ingreso gringo, Carrefour ya no existe, Chedraui suena a queso importado. Solo me quedó hacer una parada técnica en el mercado de barrio. Compré Pinol, pues el Maestro Limpio tiene cara de red neck, sardinas Calmex en lugar de brunswick y a la hora del papel sanitario tuve que cargar con un paquete de papel de estraza, porque ahí si era imposible. Horas mas tarde, la película, algo un poco menos que aburrida, transcurría casi en cámara lenta, mis vecinos disfrutaban de su cocacola y su popcorn ante mi cara de famélico habitante del desierto. Terminada la función, salí de ahí con harto gusto y ansiedad por abrazar mi almohada. Encendí el coche (el de mi mamá, que es orgullosamente alemán) y enfile rápidamente hacia la salida. La maquina de salida era marca Siemens. Y yo no se de donde venga Siemens, pero me suena a Texano, así que, con una rechifla de parte de los conductores a los que hábilmente había ganado el acceso a la salida, tuve que pedir permiso y retrocedí, con el pretexto de haber perdido el boleto, hasta poder estacionarme. Esperé dentro del auto hasta las 12:01 A.M. para estar seguro que no había roto el boicot y me había convertido en un esquirol cualquiera. Llegue a casa, destape una coca, prendí la pantalla Panasonic, le puse a MTV, y disfrute llenando mi colchón Spring Air con las moronitas de las pringles y las oreo que quedaban en la alacena, con la satisfacción de haber mantenido hasta el ultimo minuto mi convicción y lealtad hacia mis brothers: los mexicanos.
2 Comments:
El famoso boicot me pareció, aparte de imposible, absurdo. Por un día, las cosas no cambian. Máxime cuando el día anterior tomaste las precauciones necesarias para no tener que salir al Walmart el 1ro de Mayo. Está bien, el domingo 30 de Abril compré doble bote de Pringles, 2 Coca Cola de 2 lts y un frasco de mayonesa Hellmans (de ésta, sólo 1, ya que el marido no consume mayonesa). Pero el 1 de Mayo no pise suelo de compañía gringa. Es más, ni fui a trabajar, ya que mi empleador es de los vecinos States. :O
Me gusta su estilo, Señor. Interesante forma de escribir.
PD: Barba de dos días? Wow!
Mmm, mi osito favorito se veía fabuloso con barbita, estoy segura!!!
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