26 septiembre, 2006

Un Beso.

Sixto y Octavio.

Cuando lo recibes, un beso permanece en tus labios. No se diluye con el tiempo ni se evapora con el calor, mas aun, se incrusta muy dentro de tu piel, casi llegando al hueso. Habita en la comisura de tus labios y se regodea en el cielo de tu boca. A veces se aventura hasta las meridionales tierras de tu frente, o desciende hasta la cordillera de tu cuello. Un beso se difumina con la bruma del paso de los días, se vuelve claro con cada pleito, casi desaparece con la distancia, pero permanece. El beso que me has dado es mió, me pertenece en acto y esencia, y yo le pertenezco a el. No se ira con el tiempo, no se olvidara en mi piel aunque mi mente lo olvide. Un beso es tirano y esclavo, pues nunca te dejara ser el mismo, mas nunca se alejara de ti. El beso que en mi existe, es recuerdo de tu aroma y de la sensación de tus labios apretados sobre los míos; Es una huella indeleble que las arrugas en tu boca hace irrepetible e incomprensible, pero cierto y único en su existencia. Cuando me besaste, dejaste en mí, como tiza en la piel equina, tu marca indeleble. Me declaraste tuyo, sin rigores de tiempo ni espacio, Eros ni Thanatos. No soy esclavo tuyo, pero soy esclavo de tus besos. Este beso, dictador benévolo, nunca se ira aunque tu te hayas ido; Y en el, mis labios te recordaran siempre, aunque nunca te vuelva a ver. Serás de siempre conocida, aunque no hayas dejado otra huella mas que el. Y si algún día vuelvo a besarte, aun sin saber que eres tu, mi ser sabrá que es tuya la marca en mi piel, aunque mis ojos no te reconozcan.
Un beso es eterno, pues permanecerá en mi esencia, desde el día que me lo diste, hasta el día en que yo no exista mas.
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The Doctor is gravedigging.

19 septiembre, 2006

La otra parte del quinto octavo

Esperó acostada hasta que lo último del calor que él le había dejado terminara por disiparse. Limpió distraídamente las lágrimas que habían salido de sus ojos sin propónerselo, mojando la almohada y provocándole comezón en el rostro. Levantó la mitad de su cuerpo, apoyándose en la mano y miró la puerta por la que había entrado no hacía mucho, y por la que él se marchó cuando aún estaba oscuro. ¿A dónde iba? ¿Huía de su casa? No, de su casa no: huía de ella. Bajó la mirada hasta la almohada que había sostenido esa cabeza llena de tormentos e ideas equivocadas, mas no por eso menos encantadoras. Y la vió: una tarjeta blanca, escrita con tinta negra. "Yo te llamo". "Yo te llamo". ¿"Yo te llamo"? ¿Qué era eso? ¿Había ido a una entrevista de trabajo? ¿Estaba ahí esperando los resultados de una evaluación de características, esperando que las suyas cubrieran las necesidades del contratante?

"Yo te llamo". ¿Qué significaba? ¿Que debería irse de ahí, buscar un departamento y en cuanto tuviera línea telefónica, caminar hasta la casa de él e introducir sigilosamente por debajo de la puerta una tarjeta como respuesta a esa, con su nombre y su número nuevo? ¿O que esperara a que el teléfono que había en la sala gritara con su timbre infernal, sacándola del hoyo de miseria en el que sentía sumergirse?

No. Aquella salida a deshoras no era, en definitiva, algo bueno. Aunque quizá él era así. A final de cuentas, sólo lo había leído, escuchado de vez en cuando y visto un par de veces. No lo conocía, en el sentido que le dan las personas normales a la palabra. Para eso había ido. Para comprobar qué tan alejada era la imagen de la persona real. Anoche se había dado cuenta. Anoche cuando estaban frente a frente desnudos y mirándose a los ojos. El corazón escapó un latido y la idea cayó en su conciencia, haciendo "clank". Junto con el pensamiento, llegó una certeza: no duraría. El intentar una relación donde ambos pudieran tocarse estaba destinada al fracaso. Porque tocarse implicaba dar paso a lo cotidiano y a las peleas de todos los días. A repetirle una y mil veces que debía bajar la tapa del baño, que le tocaba lavar los platos, que la cama la arreglaba el último en levantarse, y que una casa con perros huele mal, no importa cuánto limpies. Tendría que conquistar espacio en el closet, repintar las paredes de un color más alegre, lavar el refrigerador y ponerle algo dentro. Y luego llegar a acuerdos: qué días cocinas tú y qué días cocino yo. A mi me gusta leer en la cama hasta entrada la madrugada. Y quiero el lado derecho. Las toallas blancas son mías y no quiero que las toques. Una semana lavas tú y otra semana lavo yo. Ojalá supiera que para lavar, la ropa se separa por colores.

No. No podía durar. Es más, había terminado desde la primera noche, cuando notó cierto rencor en su mirada un poco antes de cerrar los ojos para dormir un rato. Quizá el derecho era su lado preferido de la cama también. Y mientras ella adivinaba sus movimientos cuando él se levantaba y dirigía al baño, sintió una tonelada de tristeza oprimiendo la esperanza, destrozándola por completo. Y fué cuando la primer lágrima traicionera se aventuró a conocer el mundo exterior. Poco después él ya no estaba.

Ni hablar. Lo había intentado. Era hora de tomar las piezas de su corazón roto como esfera en días previos a la navidad y replegarse en la soledad a tratar de unirlo de nuevo. Con desgana se vistió, buscó algo con qué escribir y debajo de las letras negras en la tarjeta blanca, plasmó: "No. Yo te llamo a ti". Tomó su maleta, que ni siquiera llegó a abrir, y sin mirar atrás, cerró la puerta haciendo mucho ruido, y se fué.

18 septiembre, 2006

las trés y todo sereno...

Quinto octavo.

Ojos de golondrina.

…intentó cambiar de posición. La cama ahora estaba caliente, había perdido cualquier rastro de frescura debajo de ese zarape rojo y gris que había aparecido en el closet por arte de magia. Bajo las cobijas imperaba un bochorno creciente; Fuera de ellas, la baja temperatura de la madrugada hería la piel. Decidió saltar de la cama y abandonar la bolsa tibia en la que se había convertido el cuerpo desnudo de la chica a su lado. Las alternativas eran terribles: dormir en el suelo y despertar con pulmonía, o huir al sofá y ser devorado por los mosquitos. Entró al baño para darle tiempo a que la decisión se tomara a si misma. Desde la puerta de la habitación, el paisaje de la cama con la mujer desnuda se antojaba épico. Una mujer de cuerpo perfecto y mente aun más volátil descansando bajo un techo extraño para ella. ¿Como había llegado ahí?, ¿como podía dormir bajo ese infierno de brasas ardientes mal llamado edredón? El agua fría en el rostro bajó un poco la hinchazón de los ojos, que a base de no dormir, se habían convertido ya en hermosos higos maduros, listos a ser picoteados por el primer cuervo casual que surcara el cielo y entrase por la ventana. De nuevo en el quicio de la puerta, el cuerpo levemente bronceado de una desconocida invadía su lado del colchón. ¿Por qué habría de establecer cual era su lado? Él pagó el colchón entero, así que es todo de su propiedad, de borde a borde éste es su territorio, su bastión prohibido y su templo de la meditación. Ahora, robado de manera infame por esa suerte de Ghengis Khan talla siete, que desparramada a sus anchas sobre la mullida plataforma de resortes, había tomado posesión de lo poco que le quedaba de vida privada. Ahora duerme aquí. Hace un mes solo llamaba ocasionalmente y ahora duerme aquí. Una visión futurista le anunciaba la aparición paulatina del mundo de ella superimpuesto en el propio. Al principio será el cepillo de dientes, el peine lleno de largos cabellos, el gel o el Mouse para peinar. Después encontrará una secadora donde solo había una rasuradora; Papel sanitario color mamey, toallas de uso exclusivamente femenino, pañuelos, tal vez hasta comida en el refri. Sus zapatos irán emigrando hacia la parte trasera del closet, haciendo honor a zapatillas de tacón y sandalias para el baño. Los trajes se arrugaran, luchando por el espacio absorbido por vestidos y blusas, que como esponja, habrán secado la opulencia espacial de que gozaban las camisas planchadas en tintorería. Deberá luchar por la justa mitad del colchón, desalojar dos cajones de la cómoda y vaciar de chucherías y artilugios el buró que quede del lado que ella escoja de la cama. Sus amigos cuadrúpedos compañeros de juerga, se irán hacinando poco a poco en el patio, y su libertad de transito será coartada por la imperante condición de mantener limpio el mantel de la cocina y los sillones libres de pelo canino. Tal vez un gato usurpará el trapo sucio que su anciano Maltés usa como cama, sillón y amante. Ella gusta de los gatos, los perros la hacen estornudar. Guillotina cubierta de besos para los pobres caninos…

Media hora después, a las cuatro de la mañana, anuda la corbata del traje que había en la silla de la recamara, frota su bien cortada barba con loción after shave, anuda apretados sus lustrosos zapatos negros. Mete en sus bolsas el celular, la agenda y el encendedor de antorcha. Se acerca a su propia almohada y deposita sobre ella una pequeña tarjeta blanca, escrita con impecable tinta negra y la leyenda “yo te llamo”, a la usanza de los directores teatrales, que en pleno casting, despiden a quien no ha pasado la prueba.
No es ella, sino él quien ha fallado. Lo sabe, pero no puede aceptarlo. No puede enfrentar sus miedos ni regresar a la tibia cama que hace rato ya ha abandonado. Abre la puerta y parte en la negrura de la noche, cierra con mucho cuidado, tratando de no hacer ruido y no terminar todo con el sonido de un portazo. En la recamara, ella derrama una lagrima en la almohada ajena, deja de fingir que duerme y vuelve el rostro hacia donde él ha partido. Su cuerpo desnudo se torna pálido, no solo por la sensación de vacío, el partir de quien sinceramente se ha enamorado, sino porque las cobijas permanecen en el suelo, como una burbuja que al final ha reventado. Ella no puede taparse a si misma, su cuerpo desnudo se enfriara hasta perderse, porque él se ha ido y al cuerpo de ella, lo ha dejado destapado.
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The Doctor is visiting the Bedlam Ballroom.

12 septiembre, 2006

Declaración altisonante…

4/8

Igual a nada… Igual a todo…

Es cosa de unos minutos, con un solo golpe de suerte podría ver el paraíso prístino de una gota calcinante partiendo de tus cristalinos…

Un cántaro va al agua todas las mañanas. Es normal en ésta época del año, que el agua se encuentre congelada. Pues el frío de la noche hace una capa de escarcha sobre las hojas verdes y blancas de los álamos en la cañada. El agua está fresca. Entume la piel de mis mejillas cuando mis manos la levantan de la jícara que la aloja y la estrella con mi cara. El agua duele. Las horas de sueño que han pasado me han dejado en estado de contemplación. Recuerdo mis sueños, o más bien, no los recuerdo, pero recuerdo tu cara. Anoche soñé contigo. Estabas natural y ofuscada como siempre que hablo contigo. Natural esencia tu enojo oculto, tu forma tan curiosa de decir que no estas enojada.
Tú nunca te enojas. O vives enojada. Eres tan difícil de complacer, nunca estás contenta, nunca estás satisfecha. Eres bella cuando estas agobiada. Te ves linda, cambias. Tu piel se modifica y te vuelves un espacio rural etéreo. Te vuelves agua de zanja, te vuelves piel de vereda. Eres los árboles a lo lejos, y la luz que se disuelve en la noche a la distancia. Cuando estas ofuscada, eres dulce como la melaza, como un trozo de turrón de avellana. Aterradora y terrible, te vuelves la amenaza perfecta. Aquella a que le temes, no por ansiedad perpetua sino por miedo a no disfrutarla. Pero cuando sonríes, el mundo cambia contigo. Cuando estas triste, la tierra se reseca. Eres una incongruencia eterna, pues me has contagiado tu tristeza. Cuando hay melancolía en nuestra vida, nada importa ya, después de todo, la tristeza es un vaso que, a base de no derramarse, al final se desfondó. La tristeza a tu lado es como las cobijas en la mañana, cuando sabes que el día te espera y entre mas tardes en despertar y lavarte la cara, mas difícil será tu labor, pero auque sabes que es terrible, no te atreves a dejarlas. La tristeza a tu lado es como vivir en dos burbujas de jabón que continuamente se resecan, y que defiendo con la vida, pues, después de reventar, nada queda. Viajamos en opuesta dirección, nuestras burbujas vuelan por corrientes diferentes, y mientras la tuya se acerca mas al sol, la mía esta junto a un vidrio, pegada. Tengo miedo del reventar, de la angustia de despertar una mañana y darme cuenta que la canasta está vacía y se han secado las manzanas.

Escuchar tu voz, aun en la distancia, es como un cuento de Hadas, es quererte sin línea y tocar para ti, hasta que sangren las manos, hasta que ardan los ojos de humo de cigarro, hasta que se agote el vino y no haya mas carne asada. Quererte en la distancia es como tener un cheque en blanco, que a base de necesidad, nunca será cobrado. Aun con fondos en la cuenta. Es saber que estas ahí, saber que compartirás la melancolía, la pasión y el dolor, pero no la sal ni la mostaza. Que la alegría de tu vida no es mía, mas no así tu tristeza. Pero eso me consuela, porque tú eres mi luna triste, y esa es tu esencia, más allá de hipocresías y de imágenes prediseñadas.

Hemos cambiado, desde que nos conocemos, no somos más lo que antes éramos, o creíamos ser. Tú eres más mujer, y yo más adulto. Vivimos en realidades y no buscamos aderezarlas. En la calle hay quien dice que no eres mas tu, que otra eres y así te quedaras. Que el tiempo te ha cambiado y el clima no importa ya. En la calle se dice que no era como soy, ¿que quieres? Si la ternura me brotó. Pero solo para ti. Para los demás seré el mismo, y solo para ti, seguiré siendo yo.
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The Doctor got a new ID.

Apología al Oropel Vacuo

III de VIII...
Carta al amable y odioso lector.

Estimado testigo ocular:

Te escribo a ti en este pedazo de servilleta manchada de sangre y cerveza, pues carezco de un trozo de papel digno de contener una misiva a tu merced. Y que mas importante puede ser, que expresarte el profundo enfado que siento al saber, por boca tuya, que eres quien le da valor a mis letras, pues ¿Acaso no el árbol que cae en medio del bosque, no hace ruido sino solo para quien puede escucharlo?. Mentira. Tan falso como que el Dios esta de nuestro lado, será cuando las arañas y las moscas cenen juntas en la pascua, el momento en que yo escribiré para que tú puedas validar mis razones. Tu partida ha dejado un abominable agujero en mi chaleco, aunque dificlmente rellenable, intento taparlo con Groog, Bourbón, agua mineral y licor de centeno. Pero, ¿Que importa al cielo nuestro clamor personal?, ¿para que rogar y flagelarse por respuesta?.
El Dios no es bueno, lo concedo, pero El Dios es justo. Y en aras de esa justicia es menester aceptar que a Él le importa un soberano pito lo que pase entre nosotros. ¿Y porque? Simple, querido y afable lector, porque a el Dios no le interesa. No te sientas ofendido y mejor vayamos a la prueba más incuestionable, la de la lógica. En este mundo hay miles de religiones, y todas ellas predican y aseguran ser los elegidos del único Dios, y si no perteneces a su secta o tienes una credencial de sobrino del Tío San Pedro, entonces eres un miserable pecador y te vas a ir al infierno, para que miles de pequeños y escatológicos diablitos pinchen tu escroto con oxidadas agujas de tejido. No se tú, pero a mi eso me parece un infierno. Pero no divaguemos. Aceptando que todas las religiones fueran ciertas, y que nadie en éste mundo puede pertenecer a mas de una (o dos según la ambición), entonces a todos, incluyéndote, ya nos cargo la chingada.
Aceptando sin conceder, que la consideración que establece que el acto de creación no es mas que la reinterpretación de las vivencias e información recibida e inconcientemente reprocesada (si vemos a lo lejos es que estamos parados sobre los hombros de gigantes), el proceso de creación artística es meramente un procedimiento diseccionable en el cual metemos un cerdo de un lado de la maquina y del otro salen embutidos, la diferencia es el embutido obtenido, porque no es lo mismo producir un buen jamón serrano que un montón de salchichas no aptas ni para consumo canino. Aunque hay que aceptar que hay perros que comen mejor que tu y que yo.
Retomando, la fama no lo es todo, y hay mas motivos para crear que para buscar el momento vano de Gloria (¿me pregunto como estará Gloria?), y si la creación es impracticable por meros mortales como yo, también es cierto que el buscar aprobación, o, por lo menos atención, carece de un justo valor cuando la intención es otra.
Lo dicho, la producción artística es el acto de tomar instantáneas de los sentimientos, condiciones, sensaciones e ideas que existen en el aspirante a artista (Cualquier imbécil que se llame a sí mismo “artista”, no solo peca de soberbio, sino además demuestra que no sabe nada de arte), y que son ampliamente analizables bajo el contexto del cambio en esas condiciones que influyeron durante su creación. Dicho en otras palabras, escribo cosas tristes para leerlas cuando esté feliz y pueda ver las cosas en diferente perspectiva.
Escribo por ti, pero no para ti. Porque aunque mi amor es inmenso, soy libre, aun de tu yugo, y eso no cambiará jamás. Aunque debo agradecerte pues eres mi fuente inagotable de inspiración, pues es bajo tu sombra y azules intenciones cuando mas se revuelven los sedimentos de la pecera que me ufano en llamar Musa.

Te agradezco tu existencia, y aprovecho para recordarte que puedes correr, pero no esconderte. No hay hoyo en la tierra, suficientemente profundo que te permita escapar de ti mismo.
Soy tu sincero servidor, tu fan incondicional y tu amigo fiel y verdadero, pero no soy bajo ningún concepto, tu trapo viejo.

Recibe un abrazo donde quiera que estés y espero que estas vacaciones de ti mismo te hayan hecho, si no más fuerte, por lo menos más justo y sincero.

Tuyo. Dr. Fausto.


The Doctor has left the building.

viejo barbón

Dos de ocho…


Declamación castellana…

El autor solicita que el texto a continuación, sea leído en tono declamatorio, haciendo alusión a los autores escénicos del siglo XVIII. Sea pues recitado en forma de queja, emulando los escenarios teatrales de Castilla, en los tiempos de Don José Zorrilla y de Don Augusto Paniagua de Mendoza. Hidalgos de magnifica pluma y tozudez irreverente.


Sea pues…

“…vete aquesta hora!!!,
No puedo mas con vuestra anima purulenta”
Sea dixit por la dama. Ido pues soy,
en maldita hora y maldita pesadez.
Pero en verdad Amén os digo:
No habéis porque ser tan violenta…
¿Pero quien sois vos que me ordenáis,
largarme de esta la mía casa?,
¿Qué a mis años, pues, que oficie deseáis?
Sábete pues, indomable señora,
que aunque yo parta en mala hora
Se bien que vuestro desdén
No es más que desangelante farsa.

Ido pues soy, helo dicho…
Farsante de circo,
gran pelafustán,
marinero sin puerto,
gárgola sin nicho,
santo no devoto ,
viejo de altamar,
Belcebú sin cencerro…
Pero ya nunca jamás
Vuestro perro faldero.

Océanos de hechizos insondables
he caboteado en vuestro nombre
y en vuestra venia no he adoptado,
ni vástago ni dios ni hombre.
¿Ahora porque me despedís así?
Soy un rey y de privilegios gozo,
siempre así ha sido y siempre lo será,
y cuando he enfrentado la tormenta,
he sido yo quien el barco ha dirigido,
mas nunca he tomado el yugo del remo
ni de las galeras cadena...

Embargo ha el mal viento,
a vuestro océano me ha arrastrado,
y en mi no habe, ¡por dios que me mira!;
anidado gaviota ni gorrión,
gusto fatuo o tentación,
ni conservo bastión o yerro,
que a vos no entregase dichoso
y en horabuena satisfecho.

Pero ahora me despedís sin calora,
no habéis pagado en mi honra,
ni salario ni fianza ni diezmo.

¿Quien os creéis vos, ¡Suripanta!
Que prendés en mí aqueste fuego,
Que desgarráis la mía esperanza,
Que me dejáis sin resuello,
Y me destrozáis la garganta?
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The Doctor is really mad…

11 septiembre, 2006

Promesas son promesas

1 de 8...

Alma en pena.

Por su amor, dejaré
con virtud, que ella me mate...
Y muerto dire con apatia
que me rei del terror,
y de la vida y del dolor,
y en mi muerte la hice mia...

Aunque ella con porfia,
con inusual deshanelo,
envie mi alma al cielo
en justa compensación.
Con igual desconsuelo
y en perfida imitación
me arrancare el corazón
que con tristeza develo.

Y la vere con ojos vanos,
mis manos la tocaran,
anhelaran mis labios tiranos
lo que en mis sueños mancillaran.
De una sombra en la oscuridad
su forma yo copiare,
y oculto de su atención
su espalda flagelare
y sus muslos me alojaran
pero mas que un viento fatuo
sus carnes no sentiran.

Y sin asco ni humillacion
caere en la tentación
de mancillar su cabello
su espalda, su nuca.. su cuello,
de disfrutar su exitacion,
con mi alma entre sus senos
y mi cuerpo en el panteón.

Yaceré sobre su almohada
sus sueños he de infiltrar,
y llenare sus encantos
de filos, gritos y espantos,
y sus noches de vigilia
también sabre atormentar,
pues si en vida no me ama
en la muerte me ha de hallar.

la amo mas que a la vida
y con la muerte lo habre probado,
pues sin perder nunca la calma
para amarla en otra vida,
!al diablo con mi alma!,
que he de hacerla mía,
por amor o por porfía,
por virtud o desfachatez.
Por cinismo o gracia plena
su corazon yo robaré.
Y si de esto nada funciona
y su alma no reacciona.
Lo juro! La mataré!
Prefiero ser alma en pena!
llorar tormentos eternos
y recorrer los avernos
a saberla siempre ajena.

Os juro y lo digo yo!
que justo habreis de odiarme,
amarme, idolatrarme,
extrañarme, despreciarme,
pero ignorarme, No!
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The Doctor is mad...