28 octubre, 2006

Estamos

Ahora, despues de tanto tiempo, después de esta cantidad ingente de minutos acumulados te tengo al alcance de mis labios. En este momento tengo la oportunidad de amarte sin detenerme por la culpa y con posibilidades de formar algo que traspase los límites de lo platónico e insufrible. Te miro diferente, tanto desde este lado de la retina como lo que en ella se refleja: ambos somos distintos; los dos hemos atisbado en esa celda oscura, mal llamada realidad, y lo que aprendimos fue a suavizar las caídas.

Por años seguimos caminos dispares, que sin mucha sorpresa se encuentran de nuevo. Ya ves: tú cocinas y yo como. Tú escribes y yo leo. Tú hablas y yo escucho. Iteractuamos para completar un modelo. Un circuito preestablecido que adaptamos a nuestros yo y lo salpicamos de tragedia, haciéndolo así más asequible.

Ahora puedo amarte con los pies sobre la tierra y las ideas en las nubes. Lo haré hasta que la cotidianeidad nos alcance y pinche la burbuja, haciendo que el mundo se torne monocromático y todo el amor involucione en odio. Y así volveremos al principio: cuando nos odiábamos un poco en el otro y lo culpábamos por no cumplir con nuestros requisitos.

No es adorable? Podremos vivir los sueños hasta llevarlos a la perfección por actuarlos una y otra vez, y envenenarnos luego con las palabras que nos saldrán sin aliento.

Despues de todo, quién puede odiarte menos que tu reflejo, amor mío?